Esto que ud leerá a continuación:

No es un libro de cuentos, pero tampoco es algo serio. No es un enlace de actualidad, no quiere analizar el mundo ni arreglarlo. Solo es el reflejo del tiempo libre (ocio) que tiene esta persona que escribe y que es a la vez el editor y diseñador. Si le gusta la apariencia de "esto" y quizas le gustaría intervenir en lo "vuestro", ya sabe donde dejar el mensaje, despues del bip.

Nota del editor: eso de "esto" interviniendo en lo "vuestro" puede ser muy sugerente...para algunos.
Nota del escritor al editor: Tu mente, tu mente!

Ahora, Ud., nada más tiene que leer

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CXLI - Witness (part 2)

octubre 30, 2009

 

***



Así como les contaba, en ese momento mi sabia madre se dio cuenta que algo grave pasaba, la trataron de cruel, de que no me alimentaba y me estaba desfalleciendo de hambre (y yo les digo...¿hambre?..en verdad NO), etc.. Finalmente, ella sospechó podía ser algo al corazón y me llevó al medico que correspondía, me hicieron más exámenes (ECG, ECCG, Holter, blabla), y dieron con el diagnóstico claro e innegable. Tenía una enfermedad congénita, la cual se llama Wolf Parkinson White. El amable doctor, miró a mi madre, quien sosteniéndome fuerte entre sus garras de leona, le preguntaba acerca del tratamiento a seguir, el se limitó simple y llanamente a decir:

- ¿Y para que te preocupai tanto, chiquilla?, ¡si tu hija se te va a morir en cualquier momento!, ella va a empezar a correr, le dará un susto o una maña y puff, su corazón se reventará.

Hijo de puta. No lo digo por el diagnóstico que me dio, lo acepto. Ustedes y cualquier persona con un mínimo de tino ha de darse cuenta que ese weón no tení nada de vocación, ni sentido común, ni...no sé... ¿Que chucha esperabas, weón?...¿Que mi mamá se iba a poner a llorar para rogarte?

-Muchas gracias por su informe -dijo mi má - entrégueme los exámenes por favor, se imagina que no me quedaré con su opinión.

Estupefacto, le obedeció, y al otro día yo estaba en el piso 7 de un edificio en Luis Tayer Ojeda (Providencia), siendo atendida por un doctor que aun recuerdo su silueta, era canoso y con barba, llevaba un delantal y corbata...y ese coso para escuchar el corazón. Conversaron harto con mi madre, mientras yo jugaba con unos tubitos que el me prestó. Mamá sonreia y lloraba a veces, ella cree que yo no la vi, pero sí la vi. Tiempo después me contó que el doc blanco, le ofreció llevarme a USA, para intervenirme a pecho abierto y tratar de sanarme, los inconvenientes eran que yo quizás no soportaría el vuelo, y en sí la operación tenía un 75% de riesgo de muerte. Mamá le agradeció sincera, sin ironías, y le pidió alternativas, el me dio pastillas que no servían de mucho, pero estaba en Chile, junto a mi madre y viva.


Al tiempo, crecí junto con este mal, a los 7 experimenté lo del viaje por el túnel (me morí), tuve crisis en varias ocasiones, aprendí a manejarlo un poco con ejercicios de respiración, las drogas iban en aumento, así como también la intensidad de los ataques. Era adolescente cuando mi doctora me ofreció una nueva operación, con tecnología de última era, vía catéter (sin insiciones mayores), electrocauterización, y en manos de especialistas gringos que venían a enseñarle a los expertos de Chile. Viendo que era lo que estábamos esperando, con mamá dijimos que sí.


Nota del editor: Esto me tiene sin habla...¡sigue sigue!

0 corrieron una teja en mi tejado: