113.- Ashes

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Güten Tag.

(Flickr.com me enseña a saludar en varios idiomas, jaja)

Quizás esto no le incumba en lo más mínimo. O puede que esto ya lo sepa de alguna manera, es un hecho que mi blog lo lee en gran parte le misma gente que tengo en MSN, y esto ya lo hablé a grandes rasgos. ¿Quiere saber?, si su respuesta es sí, siga leyendo...si es no, lea igual, ya está aquí, se que su curiosidad puede más, jaja.

Nota del cohibido editor: Atención señoritas y señores, esto se viene al desnudo.

Llevo casi dos semanas en mi nuevo nido de Lince. Dos agitadas semanas de llevar, traer, seleccionar y deshechar. Finalmente, Eyzaguirre St. y su ocupa quedó atrás, junto con los gritos, el reguetón a todo chancho y mis flaites vecinos. Quedaron tambien miles de cachivaches (no, tenedores no, hablamos de cosas sin un uso real e inmediato), que fueron a dar a una gigante bolsa que se dejó en la esquina de San Isidro St., el lugar común de la basura peruana y chilena del sector.

Dentro de mi ajetreo, dormí aun menos de lo corriente, no soñaba mucho y despertaba para correr nuevamente. ¡Ser grande es tan apurado!; que traer esto, que legalizar esto otro, acomodar mi gato, mi cama y mi tetera color sandía en la cocina (aunque esto lo hizo mi Moztro). Hacer una primera comida, limpiar obsesivamente el baño antes de mi merecida ducha y finalmente: darme cuenta que estaba en un nuevo lugar de paz. Mi -nuestro- nuevo ocupa.

Bajándome de las ramas diré: He soñado un par de días seguidos con mi ex, Camila, y depronto decidí detenerme de esta vorágine que es mi diario vivir, y sentarme en una piedrita a esperar a que llegaran a mi, las sensaciones de pensarla. De asimilar que llenara a veces un día entero mis pensamientos, como hace tiempo que no pasa tan seguido.

Cuando los pensamientos llegaron a mi lado, me los comí, como Skittles, uno por uno, seleccionando los colores para que no se me escapara nada. Primero la ví, conversándome, preguntándome si ya era tiempo de hablar, la ví cerca, sonriendo como de medio lao. Luego, llegó con una o dos personas, con sus proyectos y deseos. Ahí me fijé en sus grandes ojos, los brillantes que hablaban más que su voz, a veces. Finalmente, la pensé volando, con unas alas grandes, hacia el atardecer naranjo, curiosamente por Av. Santa Isabel (ha de ser por que por ahí comprábamos un Sushi muy rico), aleteando y alejándose.


Me alegré, debo decirlo. Me sentí en paz con ella, conmigo misma, con el recuerdo que hoy tengo y que llevo en el bolsillo pa' tocarlo de cuando en vez, en alguna de mis infinitas caminatas.

Nota del nomecabeunaaguja editor: ¿Podríamos decir que ese día esperado llegó?

Día o etapa, como quieras llamarle, lo importante es que me siento libre. Fenix ha regresado, no en llamas, sino en incandescencia.

Y eso es todo, adelante estudios.

[Mención especial a quien me abrazó a distancia, sí, Ud., Merlina.]