L moment (1)

Hago mi aparición como invitada en este blow (si no entendió el juego, por favor dirigirse a la puerta de salida). Hago mi aparición con apestamiento global. Me revienta cuando una tiene cosas que hacer estando tan sólo un poco apestada emocionalmente sin ganas de moverse. El ejemplo estelar de hoy es: pegarse don pique a Manquehue Sur a dejar currículum –para empezar a ser alguien en la vida- desde la universidad (en mi caso, Campus Oriente). Después tener que salir de allá arribita y cruzar más o menos la ciudad para llegar a otra sede de tu U (San Joaquín) a realizar un papeleo de alumno regular que te solicitó amablemente un miembro de tu familia y encontrarte con pedazo de fila con un calor que ni les encargo. Y estar ahí. Y seguir estando. Mirar la hora, diez para las dos, darte cuenta que no comes nada desde el muy bien ponderado “desayuno” (un café) y sentir como te vas derritiendo poco más en los pantalones. Llegar a la ventanilla, con la mujer enrojecida de estrés, sudorosa y con cara de “¿Dígame…?” entre sufriente y resignada; darte cuenta que contigo se demoraron menos que con cualquiera y pegándote en no saber si agradecer o putear. Y por último, como guinda de la torta a estas alturas chorreada de lata y grados Celsius, meterte a la biblioteca buscando un libro para el martes y darte de lleno con que el último ejemplar disponible está, justamente, en Campus Oriente…