Inevitable

Querido Diario:
Hace tiempo te dejé olvidado en un cajón, con mil ilusiones y sueños de aquella niña adolescente que era. Ahora, con mas experiencias en la vida, me atrevo a buscarte en aquella caja de cartón para volverte a contar todo cuanto siento. Porque así lo quiero. Y lo necesito. Cómo si fueras una de esas personas indispensables ya en mi vida. ¿Quién lo diría?
Aún recuerdo las últimas veces en que nos vimos. No sabes cuanto han cambiado las cosas, nunca lo podrás imaginar. A veces me gustaría que todo volviera a ser como antes, que muchas cosas jamás hubieran pasado, que ciertas personas no se hubieran cruzado en mi vida y que el dolor con el matiz que lo he conocido jamás se hubiera hecho presente en mis días. Otras muchas, sin embargo, doy las gracias por lo bueno y por lo malo, porque de todo se aprende. En el día a día, he aprendido demasiado sobre esas cosas que por entonces no entendía y te preguntaba, sin llegar a dar con la respuesta esperada. Pese a todo me servías de gran ayuda, sabías hacer lo que nadie sabe a estas alturas, o al menos muy pocas personas, escuchar. Sin tú saber que para mi algo así lo era todo. Gracias por tu disposición, por tu atención en todo momento y gracias porque cuando te necesité, siempre estuviste para mi.
A veces no entiendo nada. Por mucho que pueda abarcar una palabra te aseguro que se me queda pequeña, pq realmente por mas que lo intento, no lo entiendo. Quizás el fallo halla sido no decir ciertas cosas en su momento, o quizás sea decirlas. ‘No sé’. Y ¿si fueran los hechos? Sigo sin entenderlo. Como tampoco puedo entender como con el paso del tiempo, pueden acrecentarse los sentimientos de esta manera, a pesar de muchas cosas, de muchos peros y muchos contras. ¿Alguien me explica? Porque sigo sin entenderlo. Tampoco puedo lograr darme cuenta de cómo es posible que aun se disparen por mis adentros los sentimientos de los primeros días. De esas miradas en donde se decían pocas palabras pero con cuanta intensidad. Ahora alimento esperanzas, con pequeños detalles que desatan lagrimas en mi, por valorar de este modo las cosas, quizás les de demasiado valor e importancia, eso no debe ser bueno, pero soy así, no puedo remediarlo. Esperanzas que en cosa de segundos se vuelven transparentes, que si no son evidentes, no puedo verlas y me duele. Igual que duele la verdad, igual que mata la mentira. A fin de cuentas, esto es lo que más me duele. Es inevitable.
Inevitable como hablar a cada instante de cierta persona, aun sin saber que significas tú para esa persona. Porque no es cuestión de suponer, es cuestión de saber o así debería ser cuando los sentimientos que unen a dos personas son importantes para ellas. Inevitable como todo lo que sientes cuando la ves llegar, cuando escuchas su voz, cuando sin saber cómo te viene de repente su olor, como cuando se disparan los recuerdos, como cuando te roza la piel sin darle importancia alguna mientras que a ti se te estremece el alma. Inevitable como sientes que se acelera tu corazón y tus pulsaciones pierden el control, pq ni tu misma lo logras hallar. Inevitable como buscar su mirada entre tantas, como perderte en sus sonrisas y tras hallarlas tocar el mismo cielo. Merece la pena subir aunque la caída sea mortal. Será que pese a todo me quedo con lo bueno o será que quisiera darlo todo pero no veo el sentido de ello. Podría hablar de mil cosas inevitables más, pero solo puedo decir que ha sido inevitable no llorar mientras he escrito todo esto y que es inevitable de nuevo, no hacer mención de esta frase, la cual dirá mas que muchas de mis palabras juntas:
“ Faltan Palabras A La Lengua Para Los Sentimientos Del Alma”

k.-